
milagro de la vida.
Los hijos que hemos tenido dejan su huella, el amamantar los y alguna que otra operación, dejan el cuerpo con alguna que otra costura, pero seguro que la mayoría pensamos que eso forma parte de la naturaleza.
No tenemos la misma talla que cuando teníamos veinte, o treinta pero para nosotras la mayor belleza es conservar la dulzura, el cariño y la elegancia, que importa si nuestra talla no es la misma.